Valmore Garcia, CNP 6547 | Era la semana del jueves 11 de abril de 2002. Desde el lunes andábamos en Diligencias en la capital.
El tour de rigor por ante las dependencias oficiales. Me acompañaban, el profesor Gonzalo Abreu Molina, Director de planificación y proyectos de ALMAINFANTE y el compañero Joel Olivares. Habìamos estado en el FIDES, Protecciòn Civil, Fundabarrios y otras instituciones del gobierno.
Acordamos con los colegas alcaldes de Zaraza y Chaguaramas, David Fares y Carlos Jiménez respectivamente, visitar juntos la oficina de la Ley de Asignaciones Econòmicas Especiales (LAEES), situada en la avenida Urdaneta, esquina del platanal, en Carmelitas, sede del Ministerio del Interior. Conversaríamos con el jefe de administración que para entonces era el Mayor Lugo Lòpez, de San Juan de Los Morros.
Algo fuerte se barruntaba en el ambiente. Oíamos rumores de que la marcha de la oposición venía hacia Chuao y que era la “madre” de las marchas. Poco tráfico en la siempre convulsionada Av. Urdaneta. Almorzamos en un restaurant de comida china, frente a la sede del Ministerio.
Lo hicimos con un joven ingeniero amigo de Fares, quien se comunicaba permanentemente vía telefónicaa con su gente y nos informaba lo que ocurría, “están convocando al pueblo para Miraflores”, “Freddy Bernal está haciendo llamados”, ·la gente no quiere moverse·, “la vaina está fea”.
Luego de dar cuenta del arroz chino, chop suey y las lumpias, subimos a la oficina de la LAEES. Hablamos con algunos compañeros presentes y vimos la marcha en un televisor. Alguien hizo un comentario desdeñando la convocatoria de la oposición y dijimos, casi al unísono; “no compañero, está es una MARCHA.
Vàmonos para Miraflores”. Nos resultó imposible hacerlo por la avenida Urdaneta y tomamos la vìa paralela. Inicialmente nos ubicamos en las cercanías del Banco Central de Venezuela. Jóvenes militantes del chavismo se movían y daban instrucciones.
Se sentía en el ambiente que vendría una confrontación fuerte. No sabíamos que Carlos Ortega y los demás dirigentes de la oposición vendrían hacia el palacio de Gobierno, aún cuando El Nacional había titulado ese día, a full columnas,
“LA BATALLA FINAL SERA EN MIRAFLORES”.
De pronto vemos a una joven con su rostro convertido en bandera. Venía en zafarrancho de combate por el centro de la avenida. En sus manos alzadas traìa un rollo de alambre de púas.
“Esa es de la Pascua –me dice Joel Olivares. Efectivamente, era la paisana Yazmina Zamora, conocida en el ambiente chavista como la Comandante Manuitt, vecina de la calle la Esperanza de nuestra ciudad. Había piquetes de la Guardia Nacional en los alrededores.
Al fondo, en las cercanìas del palacio de Miraflores, una tarima desde donde arengaban a los que asistimos a apoyar al Presidente Chàvez. De pronto conectaron al Presidente y lo oímos a lo largo y ancho de la avenida. Mientras tanto, la marcha de la oposición venía, se aproximaba.
Nosotros no lo sabíamos. —Êpale Valmore, dónde estás –era el profesor Jhonny Zamora, desde Valle de la Pascua, vía celular. —ten cuidado, ya mataron a un funcionario de la Disip. La marcha va por Chacaito.
Nos movilizamos en grupo y el alcalde de Chaguaramas, repetía que nada hacíamos alli, que debíamos irnos a nuestros municipios. Unas jóvenes pintaban con labial, dos rayas en las mejillas de los asistentes. Pintura de guerra, como hacían los comanches cuando iban a combatir. Saludamos a algunos conocidos.
Entre ellos recuerdo al Ing. Cristóbal Francisco, Presidente de Hidroven. Adelante, al lado de la tarima estaban Antonio Requena y Víctor Sosa, concejales de infante, conocidos como “los dos ligaditos”. Ambos son testigos de excepción de muchas cosas que ocurrieron ese día y los posteriores.
Corría la tarde con la violencia instalada en cada esquina de la Av. Urdaneta. De pronto la gente empezó a retirarse. La tarima quedó sola. Vimos un grupo de los nuestros lanzando botellas hacia una poblada que se aproximó por una lateral. Avanzamos hacia puente Llaguno y empezamos a ver los muertos.
“Les disparan desde arriba, desde los edificios” –decían algunos. También observamos helicópteros en vuelo bajo y rasante por la Baralt Junto con Joel bajamos hacia la avenida y un joven moreno, gesticulando con las manos, nos alertò, “allà abajo hay muelto que jode”. Subimos nuevamente y nos reagrupamos, desconcertados.
Nada sabíamos de los combates que se libraron en la plaza El Calvario. Desconocíamos que la marcha de la oposición había estado tan cerca. No vimos el episodio de los llamados pistoleros de Puente Llaguno. Avanzaba la tarde y uno olía que algo andaba mal. Cercano a la noche nos retiramos.
Por los lados de la Autopista Francisco Fajardo, iban retazos compactos de la marcha de la oposición. Recibimos una llamada del Gobernador Manuitt. Convocaba a una reunión en el Palacio de Gobierno Regional.
Llegamos entrada la noche y en las afueras habia un aquelarre de grupos cristianos en oración. Adentro muchas caras largas, interrogantes. Qué había pasado, qué estaba pasando, qué vamos a hacer? En el despacho de Manuitt estaban buena parte de sus colaboradores.
Recuerdo a Pedro Puglissi, a una joven de apellido Santaella, a los alcaldes David Fares, Carlos Jiménez y Raúl Carballo, al Ing Carlos Herrera y de manera especial al Capitán ® Leonardo Ramírez, quien dio muestras de valentía y arrojo.
Esa noche, después de oir a Lucas Rincón, en el despacho regional, salimos convencidos de que el Presidente Chàvez habia renunciado.
A lo largo del camino analizàbamos con el Profesor Abreu, los acontecimientos que habían ocurrido, y oímos las declaraciones de políticos y militares.
Entre esas declaraciones, las de Luis Miquelena. Amanecimos en nuestra ciudad. Hicimos el programa de radio en Enlace 860. Nos acompañò el diputado Pedro Solano, quien hizo una intervención valiente y ajustada al momento.
Cuando salíamos, tropezamos con un grupo de dirigentes de la oposición vallepascuense. Intentamos un saludo, pero la manera como nos miraron nos telegrafió que consideraban que estaban a las puertas del paraíso. Cosas veredes Sancho, habría dicho El Quijote.
El dia transcurrió con sobresaltos. Un grupo de compañeros encabezados por el Profesor Jhnonny Zamora fueron a entregar la obra de engranzonado y recuperación de la carretera Valle de la Pascua-Mamonal del Guamo.
No hubo celebración, las rubias se quedaron en el perco. No había ánimo, habia duelo. Muchos rumores, muchas bolas y mucho desconcierto.
Unos compañeros de la Universidad Simón Rodríguez repartieron miles de copias de un comunicado que rechazaba la salida del Presidente y llamaba a la resistencia. José Ricardo del Corral y Rafael Zamora Ron hicieron aportes morales y de coraje en esos días.
De igual manera, el Ingeniero Jorge Lugo, Julio Pérez, Luis Seijas, Alfredo Ramírez, Joselo la mancha y muchos compañeros que dijeron, Presente. El Doctor Ruiz Camero y Miguelito, Manuel Arias Director de Jornada, Asdrúbal Gòmez, Manuel Màrquez y todo el gabinete municipal.
El dìa sàbado en la mañana, hubo una reunión en el despacho de ALMAINFANTE. Alrededor de la mesa estuvieron los alcaldes, David Fares, Carlos Jiménez y Pablo Cabeza. Hubo comunicación con Henry Falcón, entonces Presidente de la Asociación de Alcaldes Bolivarianos.
Nos llegó información de que grandes grupos se estaban movilizando en al capital y que el General Baduel estaba “plantado” en Maracay, por la institucionalidad democràtica. Uno de los burgomaestres sugirió que no utilizaran los teléfonos móviles o celulares, “son un micrófono” –dijo este colega.
Horas mas tarde nos dijeron que un grupo de la oposición asaltaría la alcaldía. Nos preparamos para ello y fuimos al comando de la Guardia Nacional.
El Capitán no estaba en la ciudad. Le informamos al uniformado que nos atendió que nosotros haríamos respetar la institucionalidad democràtica a cualquier precio. Me acompañaron, el profesor y entrañable amigo de entonces, Luís Alvarez y mi hermano Joel Olivares.
En la tarde se desencadenaron los hechos, la posición firme del General Baduel en Maracay, las contradicciones entre los jefes militares y el Presidente de Fedecàmaras, la estampida de los asistentes a la toma de posesión del breve en Miraflores.
La llegada al palacio de dirigentes del gobierno. Muy visibles, Aristóbulo Istúriz e Ismael Garcia y horas mas tarde el regreso del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chàvez.
Hubo muchos opositores que jugaron posición adelantada en todo el país. Aquí en Valle de la Pascua se desataron ambiciones, hubo “canillera” del lado nuestro y del lado de ellos, reunión secreta en Roblecito donde se repartieron cargos.
En Jornada de esos días están las claves. Cada uno tiene su historia y en algún momento será contada.
Estos son apenas, algunos recuerdos de esos días, que marcaron la ruptura, cada vez mayor del país. Ruptura que se expresa en el título de estas notas, SE VA, SE VA….VOLVIÓ, VOLVIÓ
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