El Deportivo Táchira tiene todos los argumentos de su lado para conquistar el título del Torneo Clausura ante Carabobo y disputar frente a este mismo rival las dos batalla decisivas por el premio mayor de campeón absoluto de la temporada 2024.
Aunque Eduardo Saragó no sigue en el banquillo del aurinegro debido al irregular despido indirecto del que fue víctima, producto del reclamo de los premios adeudados por la directiva a la plantilla y el cuerpo técnico, la verdad es que el Táchira juega de memoria y ejecuta a la perfección los movimientos que automatizaron durante los dos años y medios de trabajo con el DT caraqueño.
La riqueza táctica del Carrusel estriba en su capacidad de adaptación a las circunstancias del juego.
Si el rival intenta presionarlo, allí están Roberto Rosales y Yaniel Hernández para darle amplitud, recorrido y salida por los costados. Cuando el contrario se afirma en un bloque bajo, el circuito de juego va dinamitando las líneas con Maurice Cova marcando el ritmo, sumando efectivos en el campo contrario asociándose por dentro con Carlos Sosa y Daniel Saggiomo, que imprimen los cambios de velocidad para el desequilibrio.
Pero si a Táchira le cierran las líneas de pases por el medio, entonces aparece la caballería de Gleyker Mendoza, Rosales y Hernández para profundizar el ataque por los carriles y abrir espacios para que el propio Cova o hasta los centrales Mauro Maidana y Carlos “Pipo” Vivas lleguen a la zona de definición para hacer daño.La clave del juego del Táchira, claro está, reside en la omnipresencia de Cova y su inteligencia para resolver las dificultades que van surgiendo en los noventa minutos.
El mediocentro es el jugador más influyente y decisivo de la actual temporada, no solo por la ductilidad que exhibe en el manejo del balón, sino por su capacidad para convertir de media distancia con sus potentes remates o cuando llega al área con tiempo y espacio para la resolución.Sus nueve goles en el Clausura reflejan esa vocación de centrodelantero.
A todo ello, añádase que ordena al equipo en fase de repliegue, siendo junto al argentino Leandro Fioravanti, el responsable de mantener las vigilancias y coordinar los relevos, Cova es la nuez del juego del Táchira.
Si Carabobo quiere ganar el Clausura y conquistar su primera estrella de campeón nacional, tendrá que neutralizar la movilidad de Cova. Será un trabajo hercúleo, porque Táchira tendrá la motivación adicional de jugar en casa, en un estadio Pueblo Nuevo a casa llena, con 40 mil almas dando aliento para completar la campaña admirable que lleva la firma indeble de Saragó.
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