Rosana Santos Xavier, de 23 años, era pasajera del avión que se estrelló el viernes pasado cerca de Sao Paulo, Brasil.
Dos días después del accidente, se revelaron mensajes de texto que la joven envió a su familia durante el vuelo.
En dichos mensajes, la joven expresaba su miedo a volar, preocupación por la antigüedad del avión y calificaba la situación de “caótica”.Rosana fue a trabajar a Paraná y luego salió del aeropuerto de Cascavel para regresar a Franco da Rocha, en la región del Gran Sao Paulo, donde vive.
A las 11:47, nada más subir al avión y dos horas antes de llegar, la joven envió un mensaje a sus familiares vía WhatsApp.“Dos horas de vuelo, parece que vamos a aterrizar con lluvia, este vuelo me da miedo…” escribió nueve mensajes en menos de unos minutos.
La serie de mensajes termina con una descripción un poco más detallada de la causa de la expresión de miedo de Rosana . “Avión viejo, asientos rotos. Caos”, escribió a las 11:48 sobre el avión.
Los informes publicados por la cadena brasileña O Globo y agregaron el testimonio de Rosemire, madre de una joven que fue una de los 61 pasajeros muertos en el accidente del Voepass 2283.
La madre de Rosana le dijo a Jornal Nacional que tenía un “mal presentimiento” por el vuelo de su hija, para ayudarla a calmarse, le aconsejó que leyera la Biblia.Unos minutos más tarde, Rosemair vio un avión estrellarse en la televisión y quedó en shock.
“Caí en la desesperación. Corría por la casa gritando”, relató la madre de la víctima.Rosana Santos Xavier trabaja desde casa, pero asiste cada dos meses a las reuniones de la empresa donde trabaja.
Las autoridades brasileñas confirmaron posteriormente que el avión en el que murió fue fabricado en 2010.Según lo informado, se encuentra en condiciones técnicas satisfactorias, cuenta con certificados de aeronavegabilidad y matrícula vigentes así como documentación de tripulación al día.
El principal sospechoso del accidente es un sistema antihielo defectuoso, que podría haber provocado que se acumulara hielo en el avión, provocando que el piloto perdiera el control.
El País