En la política hay que saber llevar los tiempos. En su ejercicio no está permitido adelantarse ni atrasarse, porque se cometen errores.
Por ahora, la preocupación no es electoral. El gobierno marcha en la punta, y no necesita adelantar los comicios presidenciales.
Más bien, requiere de tiempo para, por un lado, fracturar a la oposición y evitar el episodio de Barinas y, por el otro, avanzar en su proyecto de capitalismo salvaje o capitalismo tutelado para inocularle en la cabeza a los venezolanos que el país está mejorando.
Es más, el gobierno necesita comprar tiempo para complacer a un sector de la oposición que viene solicitando elecciones de todos los poderes, y Maduro que sabe que no puede contarse solo, terminará convocando , además de las presidenciales, las elecciones de gobernadores y alcaldes.
Eso es lo que, por ahora, vemos en el horizonte. Por lo que, estar lanzando candidaturas y andar en campañas electorales, en estos momentos, es no saber jerarquizar los tiempos de la política; es despilfarrar recursos en actividades, entre las minorías que hoy militan en los partidos.
Es no apuntar hacia los escenarios donde se mueve la mayoría de los venezolanos que andan en búsqueda de mejores condiciones de vida. De allí, que las actividades políticas deben estar destinadas a lograr que los partidos echen músculos a fin de poder enfrentar con fuerza orgánica los comicios de 2024.
Al respecto, consideramos que es tiempo de que los partidos realicen sus convenciones internas, para que renueven sus liderazgos, propuestas programáticas, doctrinas y estructuras organizativas. Por cierto, que en esta materia no quieren batear hit, debido a que ya van cuatro partidos que han realizado sus convenciones , y las mismas parecen haber sido para cumplir con el CNE, pues nada novedoso han anunciado frente al país. Sin embargo, el quid, en nuestra opinión, es que las actividades políticas más importantes , a las que los partidos de oposición y sus dirigentes tienen que estar dedicados, por ahora, deben ser aquellas que les permitan conectarse con la mayoría de la población que hoy expresa deseos de cambio, pero que al mismo tiempo muestra inconformidad con las organizaciones políticas de la oposición.
Ese objetivo puede alcanzarse trabajando en tres direcciones. En primer orden, elaborando una propuesta de país que dote a la oposición de una narrativa propositiva y emotiva, para que su mensaje, al abordar los problemas de la crisis, tenga credibilidad frente a la población.
La segunda tarea que necesita cumplir el liderazgo opositor es la de acompañar a la población en sus luchas reivindicativas por mejores condiciones de vida, para que sus partidos sean percibidos como fuerzas útiles y puedan ganarse el respaldo del descontento social.
Y en tercer lugar, por su debilidad orgánica, la oposición tiene que buscar el encuentro con los independientes, las Iglesias, las universidades, los gremios profesionales y las organizaciones de los empresarios del campo y de la ciudad, sectores sociales que , sin dudas, ayudarían al fortalecimiento del accionar del campo opositor.
Las ideas expuestas nos permiten dar respaldo al trabajo que ha venido desempeñando Antonio Mugueza en el sector salud, a las protestas por dificultades en servicios públicos que han efectuado sectores del G4, a las asambleas con productores de Calabozo que ha promovido Juan Toledo, a la reunión que sostuvieron los integrantes de la Fuerza Unitaria con el gobernador para exigirle soluciones sobre algunos problemas del estado y a los reclamos que ha venido adelantando Luis Canache sobre la debida construcción de la Escuela de Talentos en Guárico.
Las demás actividades realizadas son oraciones sin destino en las pequeñas Iglesias de la oposición.
Simples gritos etéreos que nadie escucha en medio del desempleo, el hambre y la pobreza que sacuden a las pampas del Guárico y a toda Venezuela.